11/27/2010

LA SABIDURIA INTERIOR (3ea y 4ta parte)


LA SABIDURIA INTERIOR (3ea parte)
La Mente Contemplando Al Espíritu.

Una mente educada permite al Espíritu fluir con libertad. Una mente descontrolada impide al Espíritu fluir con libertad. Así que lo que quiero decir es esto: una mente desbocada no es una mente libre. Nuestra visión debe ser holística y no limitada.

Dicho de otro modo:

Un Espíritu libre requiere de una mente disciplinada.

¿De qué valdría la libertad si ejecutáramos actos cuyas consecuencias nos van a esclavizar a la miseria y el dolor? Antes de responder cualquier cosa, por favor recordemos que ésta no es una pregunta hipotética. Ése es precisamente el estado actual de toda la humanidad: Todos nosotros disponemos efectivamente de libertad para hacer lo que queramos (aquí y ahora) y sin embargo nos sentimos esclavizados por las circunstancias que nos han creado nuestras acciones (voluntariamente elegidas).

Vivimos en un mundo en el que podemos elegir lo que queremos hacer, pero regido por leyes que no podemos transigir. Leyes como acción-consecuencia, o “lo que das recibes”. Entonces, podemos elegir lo que hacemos, pero la repercusión de nuestros actos dependerá de la ley que hayamos tocados con ellos.

Por ejemplo, podemos elegir saltar desde la cima de un edificio, pero difícilmente podríamos elegir sustraernos a la ley de la gravedad. Lo más seguro es que si nos arrojamos desde la cima de un edificio nos estrellemos contra el piso. Podemos elegir gritarle a la gente, pero no podemos hacer que no nos respondan.

Todos estos comentarios fueron sólo para poner el asunto de la libertad en un nivel más real, lejos de las divagaciones filosóficas.

Pero como estamos hablando del camino espiritual, hablemos entonces del tema que nos atañe, y con el que abrí este capítulo.

El Espíritu “ES” efectivamente libre, aquí y ahora; así como el agua es siempre húmeda y fluida. Pero así como al agua se le puede poner un dique para impedirle fluir libremente, así también al Espíritu se le puede poner un dique. El dique del Espíritu es la mente. Así que aquí no hay términos medios. O el Espíritu disciplina a la mente, o la mente esclaviza al Espíritu.

La mente es un instrumento hecho para ser pasivo, no activo. Es decir, la mente debe “observar” y “percibir” al Espíritu; no definirlo, ni hacerlo encajar dentro de sus conceptos. De esta forma se convierte en una amiga del Espíritu, y no en una rival.

Permíteme un ejemplo. Vas de vacaciones a un lago y al poco rato de estar ahí, ves a un niño correr a toda velocidad, escapando de otro mientras grita como enloquecido. ¿Qué es lo que pasa? Puedes interpretar varias cosas:
a) están jugando.
b) el segundo efectivamente quiere golpear al primero.
c) Te invitan indirectamente a que los regañes por su mala educación.
d) Quieren molestarte
e) Sus padres quieren molestarte
f) El universo conspira para arruinarte las vacaciones, etc.
Lo cierto, es que viste a un niño correr a toda velocidad, escapando de otro mientras grita como enloquecido. Todo lo demás es una interpretación de  tu mente, que está condicionada por lo que cree, lo que te ha pasado, lo que le ha pasado a tus amigos, y hasta por tu estado de ánimo.

Este es el primer aspecto para hacer de la mente la amiga del Espíritu: sólo observa, no juzga. Sólo percibe, no explica. Está presente en la realidad, no está ausente en los conceptos.

Entonces, el primer punto es que la mente, al igual que los ojos, está hecha para observar. No para molestarse porque la Realidad es diferente de lo que le enseñaron.

Si soportas un comentario más acerca de experiencias en estados de “conciencia acrecentada” te comento que algunas personas se espantan al verse separados de sus conceptos, o se pelean con el Espíritu porque no coincide con lo que su mente les ha dicho que “debe” ser el Espíritu, o definitivamente deciden enredarse en su mente en lugar de detenerse un momento a observar. Y todo ello, a pesar de que el Espíritu es hermoso y amoroso. Todo a ello a pesar de que están experimentando una paz y un amor indescriptibles. Pero al mundo del Espíritu no puedes entrar con una mente llena de conceptos acerca de lo que las cosas deberían ser. ¿Qué es el “debería” ser?, la negación de lo que “ES”. Y como el Espíritu sencillamente “ES” pues entonces no hay vuelta de hoja. Y no importa si nuestros conceptos son exactos desde el punto de vista explicativo, no “son” el objeto observado (en este caso el Espíritu), y por lo tanto salen sobrando. Es como poseer la colección de libros más detallada y extensa acerca del agua: no importa lo exacta, sublime y cierta que sea, no podría quitarte la sed en el desierto. Percibir al Espíritu implica dejar afuera la mente. Por eso todas las disciplinas meditativas coinciden en la necesidad de educar a la mente. Como el Espíritu está presente en todo, lo único que se necesita para verlo es una mente que deje de proyectar mentiras.

¿Recuerdas la parábola del camello pasando a través del ojo de una aguja? No creíste que el Maestro estaba descalificando a la gente sólo por tener dinero ¿verdad? (de la misma manera que no la descalificaría sólo por no tenerlo). No podemos pasar al “Reino de los Cielos” cargando todo lo que hemos “acumulado” en la vida (creencias, prejuicios, preconceptos, teorías, miedos, deseos, conocimientos, libros, etc).

Así que muy sencillo: dejamos afuera toda nuestra “riqueza” mental, lo que hemos acumulado; y entonces entramos al mundo del Espíritu que es siempre nuevo, fresco y libre…Bienvenido de vuelta hermano.

Bebe el agua, no la leas. Primera forma de hacer que la mente sea amiga del Espíritu: observa, no creas.

La mente humana no sólo es capaz de percibir, sino también de recordar y hacer que lo que ha aprendido tome forma en un sistema capaz de ser enseñado. Esto puede sernos útil siempre y cuando respetemos la primera regla que hemos mencionado antes. Es decir si un concepto choca con la Realidad, siempre hemos de preferir la Realidad. Entonces, lo que digamos, escribamos o comuniquemos de cualquier forma estará en consonancia con la Realidad del Espíritu y podrá ayudar a nuestros hermanos; aunque es necesario repetir que siempre serán ellos los que tendrán que experimentar la Realidad. De esta forma, tienes la garantía de que lo que dices está en consonancia con el Espíritu (porque lo observó o se sumergió en Él, y no se peleó con Él). Darás testimonio del agua y no de los libros. Aún así nuestro hermano tendrá que beber, porque el agua que bebemos nosotros no le quita la sed a él.

Dos venenos contaminan a la mente humana en su camino a convertirse en una amiga del Espíritu (y nuestra) en lugar de en una enemiga.

El primer enemigo es el miedo.
Hijo no salgas a la calle porque te va a llevar el roba-niños”
“Adopta mis creencias y haz lo que yo te digo porque si no lo haces vas a ir al infierno”
“Si muestras tus sentimientos los demás sabrán que eres débil y te van a destruir”
 El miedo como enemigo significa que hay cosas que dejamos de hacer para evitar algo que nunca hemos visto, y que quizás nunca veamos.

El miedo se basa siempre en una mentira. Es un guardián de fantasía, y por eso es un enemigo tan formidable: como no es real, nos imaginamos que si hacemos lo que queremos hacer, algo horroroso y desproporcionado nos va a pasar.

Si hay algo bueno para nosotros y bueno para los demás que dejamos de hacer por temor a las consecuencias, o a lo que dirán los demás, (o a cualquier cosa que honestamente calificaríamos de fantasía si fuese otro el que no lo hiciera) entonces estamos esclavizados por el miedo.

Le mente se limpia del miedo haciendo aquello que tememos.

De esta forma limpiamos nuestra mente de las mentiras que nos han inculcado y que detienen la expresión de nuestra libertad y felicidad interiores.

El segundo enemigo es la necedad.
“Tú has todo lo que quieras, que al fin y al cabo Dios está presente en todo”
“Comamos y bebamos (y otras cosas, de forma irresponsable) que mañana moriremos”
“Pues sí, fulano se murió cuando se lanzó del puente, pero yo tengo que ver qué me pasa a mí”
El miedo coarta nuestra libertad al convencernos de no hacer algo para evitar un mal que existe sólo en nuestra mente.

La necedad nos hace seguir haciendo cosas que nos dañan.

Por ejemplo, una persona con miedo dejaría de ir a una fiesta para evitar irse al infierno (o degenerarse, o que se burlen de ella, o lo que sea).

Una persona necia se reiría de ese proceder, por considerar tonto temer a algo inexistente (lo que se basa en un pensamiento lógico, aunque mal expresado), pero en la fiesta se pondría una tremenda borrachera (ya que de todos modos no hay infierno que temer), sin reparar en las consecuencias de sus actos (una terrible cruda) que le traen sus acciones.

Considero invaluables los mensajes de quienes han enseñado a vivir más allá del miedo y la mentira. Considero necesario añadir que si queremos vivir felices debemos liberarnos también de la necedad.

El guerrero espiritual debe quitarse los miedos que lo atan, pero también debe evitar la necedad que lo hace caer en acciones que lo dañan.

Si has vencido en tus batallas es porque has peleado en lugar de retroceder. Si eres invencible es en virtud de tu habilidad y no de tu arrogancia.

El guerrero debe manifestar las cualidades de la fortaleza y el valor para vencer al enemigo del miedo. El guerrero debe manifestar también las cualidades de la humildad y la flexibilidad para vencer al enemigo de la necedad.

¡Más allá del miedo que nos esclaviza! ¡Más allá de la necedad que nos trae sufrimiento!

Hacia la libertad que nos pertenece. Hacia la felicidad que merecemos.

Una mente que observa y que se libera de los dos venenos está más allá del dualismo.

Y conoce mejor, sin necesidad de juzgar.

Tú ya conoces esta Realidad. Reconócela ahora:

No todo el que habla de temas espirituales es un hombre espiritual.

No todo el que se niega a hablar de temas espirituales es un hombre materialista.

Lo importante es el contacto con el Espíritu. Y fortalecer el vínculo con Él.

Si el humano no daña su cuerpo, ni su mente. Si el humano no daña el cuerpo ni la mente de los demás. Entonces es un humano a través del cual se está expresando el Espíritu; prefiera lo que prefiera su mente para alimentarse, ella ha reconocido su lugar:

Como Amiga del Espíritu.
Que el fuego del Espíritu nos consuma hasta convertirnos en el mismo Fuego.
Que seamos felices! Que tengamos paz!

Con esto quiero decir: Que tú seas feliz. Que tú tengas paz. Ése es mi deseo.

LA SABIDURIA INTERIOR (4ta Parte)
Despertando A La Vida

Dos hombres tenían cada uno una casa que estaba ardiendo en el fuego. Dios les dio el mensaje de la situación en la que estaban y les dijo cómo cambiarla. Uno despertó y el otro no

¿Sabes como distinguirlos?

El que despertó apagó el fuego.

Las personas tenemos algunas ideas interesantes acerca de lo que significa estar despierto. Eso es algo que sabe cada cual.

Hay diferencias entre estar despierto, y cambiar de opinión.

A menudo la persona materialista que se hace espiritualista dice que despertó.

Un líder político nos pide que adoptemos su punto de vista y para eso nos dice: “despierta”.

Cambiar de punto de vista no es despertar. Si cambiamos nuestras opiniones materialistas (que son puramente intelectuales), por opiniones espirituales (que son puramente intelectuales), entonces hemos permanecido en el mismo nivel; puramente intelectual.

Si tomamos veneno en nombre de dios, y si tomamos venenos en nombre del dinero el resultado será el mismo: vamos a morir envenenados.

El asunto de despertar va más allá de los procesos intelectuales, o de la información que tenemos.

El proceso del despertar es un cambio de Vida. Un cambio de vida efectivo, en el que el sufrimiento y sus causas van quedando de lado, para dejar su lugar al Amor y la Dicha. Este proceso es casi siempre gradual.

Uno ya tiene ojos, no es necesario crearlos, pero si están vendados no podrá ver adecuadamente.

De igual manera, uno ya es Amor, sólo que nuestros ojos espirituales están vendados y eso nos impide darnos cuenta. Despertar es quitarnos ésa venda (o ésas vendas).

La persona que despierta se reconoce en dos sentidos:
1.- Percibe su vida, y lo que en ella acontece de una forma libre de veneno emocional. No sufre por las circunstancias que llegan a su vida (llámense medio ambiente, relaciones personales, dinero, emociones, búsqueda espiritual, etc.).
2.- Siembra semillas dulces (actos que al dar fruto lo harán feliz a él y a los demás).
Sabe que lo que siembra habrá de cosechar, por lo tanto suelen ser muy cuidadosos a la hora de actuar.

Suelen tener más cualidades (muchas más), pero estas dos me parecen de las más representativas.

Nuestro trabajo, en mi opinión es despertar a la Realidad de lo que somos.

Ser nosotros mismos. Eso es. Nada más.

A medida que nos damos cuenta de eso, se despierta en nosotros el deseo de ayudar a los demás. Así como el que presencia una hermosa puesta de sol, o un hermoso amanecer llama a quien está a su lado para que lo presencie también. Como quien recomienda una comida sabrosa.

Si la gente decide no mirar el horizonte, o probar otra comida; no nos ofendemos. Esa es la manera de proceder.

¿Cuál en mi opinión NO es una forma correcta de proceder?

Discutir con la gente para que despierte es como darles una bofetada para que les deje de doler la mejilla. No sólo demuestra que no practicamos lo que predicamos; también los aleja del despertar y de nuestra compañía. Recordemos que somos nosotros los que queremos despertar, y por lo tanto somos nosotros quienes debemos manifestar las cualidades del Amor y la Tolerancia. Además, aunque resulte muy familiar, tiene razón el dicho de que se atraen más abejas con miel que con hiel.

Otra forma inútil de tratar a los demás cuando se quiere su despertar es sufrir porque no son como uno quisiera. Sentir el dolor de los demás como propio y actuar para ponerle fin, es una virtud (como cuando alguien tiene sed y le ofreces un vaso con agua). Pero sufrir porque la gente está dormida (como cuando te vas triste a tu casa porque nadie te quiso escuchar, o perder el sueño por lo que consideras las atrocidades del mundo) es un vicio. Es un vicio porque no te sirve a ti, ni a nadie. Y es un vicio también porque pone a otro como dueño de tu sentir (“si el mundo no deja de sufrir yo tampoco”); lo que significa que si el mundo no despierta, yo tampoco. Creo que aquellos que queremos despertar debemos tener bien clara la diferencia y dejar de lado los sentimentalismos inútiles. Si hemos de actuar con nobleza, adelante actuemos.  Pero desenmascaremos los disfraces del miedo: sufrir por algo que no va acambiar no está en armonía con el despertar.

Lo mejor que podemos hacer por los demás, es servir de ejemplo.

El despertar maravilloso y hermoso se desenvuelve en la vida diaria. Y casi siempre es nuestro prójimo el espejo en el cual nos descubrimos; el espejo en el que podemos ver la imagen del Creador si estamos atentos. Cuando ellos actúan con benevolencia podemos ver las virtudes celestiales expresarse en este mundo terrenal.

Cuando actúan de una forma que no nos agrada podemos enfocar la atención en dos cosas:
1.- En nuestro crecimiento.
2.- En lo que consideramos sus errores. Sólo una de estas alternativas nos hace crecer. Sólo una de ellas nos da felicidad. 
Cuando el cielo está nublado y no nos gusta, podemos hacer dos cosas: 
1.- Andar tristes mientras hay nubes, y pensar que el cielo se equivocó.
2.- Ajustar nuestro ánimo de forma que aprendamos a observar la belleza de las nubes. Con los humanos es lo mismo.
El proceder de la gente está tan fuera de nuestro control como el clima de la región en la que vivimos. Dejar de tomarnos las cosas personalmente es uno de las cualidades que nos guían con certeza hacia el despertar. Ver de la misma manera a las nubes y a nuestros semejantes es un acto de poder formidable.

La Verdad de lo que llamamos mundo espiritual y la Verdad de lo que llamamos mundo físico, es la misma Verdad. No están peleados. No existe  contradicción entre ambos. No hay nada en el mundo espiritual que no pueda ser observado también en el mundo físico; porque como bien se dijo: “como es arriba es abajo”.

Sugiero dejar de lado los desequilibrios de las personas que promulgan una “verdad espiritual” completamente peleada con los fenómenos naturales. Sin retar ni discutir, lo más sano es dejar de creer en teorías no comprobables.

“Cada acto espiritual tiene su correspondencia física”, esa es otra  forma de decirlo. Así como cada cuerpo tiene su sombra, y cada imagen ante el espejo tiene su reflejo.

Comprobar, no creer. Esta es la síntesis utilizable de las funciones mentales. Muchos critican la posición de Santo Tomás en la resurrección de Jesucristo; y sin embargo, él fue el único que pudo tocar lo que otros sólo miraron. El Maestro se lo permitió. Porque es una enseñanza formidable: los hechos (incluso los espirituales) deben ser comprobables.

Dicho esto, debemos reconocer que el Espíritu y nosotros, somos ambos mucho más profundos y hermosos de lo que pensamos que somos. Vivir de hechos y no de teorías es una parte de la receta para descubrir al Espíritu; la otra parte de la receta es estar abiertos (sin escepticismos inútiles) a la Realidad del Espíritu para tocarla y gozarla cuando se presenta ante nosotros.

Lo miramos lejano, casi siempre. Pero recordemos que el Espíritu fluye por todos lados. Cualquier cosa que existe en este universo que Ha creado puede ser un excelente mensajero para ti; ¡cualquier cosa! El canto de un ave, la algarabía de un perro que expresa cuanto te estima meneando su cola, un beso, un mensaje dicho con palabras, el latir de tu corazón, el aliento que te sostiene…Así que no descartes la posibilidad de experimentarlo en todo su esplendor en cualquier momento; no descartes que te pueda estar susurrando en este momento, o en tus ratos de distracción, el camino por el cual debes andar para descubrirlo…para recuperar lo que te pertenece como herencia espiritual. Anda por esta Tierra, y vívela, y ámala y gózala; pero no te olvides de ti mismo… Que tan pronto como quitas la mirada del espejo dejas de ver tu reflejo pero sigue existiendo tu Presencia, y el aliento que te da vida. Eres Tú el Dios que estás buscando…eres Tú la felicidad que tanto anhelas.

¡¡Despierta!! Date cuenta. Conócete, despierta. Y ayúdame a Despertar también.

¡Que todos los seres sean felices!, y que tú y yo recordemos que somos parte de ése “todos”…y seamos felices. Que Viva la Vida.

Juntos haremos un mundo mejor.
Morella


Namaste