12/14/2010

8 Claves para vivir en armonía



Nuestra felicidad está intrínsecamente ligada a la felicidad de los demás y si la humanidad sufre, nosotros, de un modo u otro, también sufrimos. Mientras más abiertos y altruistas seamos, más paz experimentaremos dentro de nosotros mismos. Por eso, tal vez, la religión universal debería ser la de la acción desinteresada, y su templo el corazón de cada ser humano.

Al vivir con nuestra atención puesta en los diferentes estímulos que recibimos del mundo exterior se nos olvida lo que es verdaderamente esencial en la vida. Pero un cambio está ocurriendo en el mundo, la suma de las acciones individuales de personas que aportan su grano de arena desde el corazón, sin ningún interés personal, hará que se produzca una transformación en el interior del ser humano, ajustando sus valores y reafirmando su identidad. Con el trabajo dedicado, consciente y responsable de sembrar amor, bienestar, fortaleza, valoración personal y esperanza, podremos renovar la perspectiva que tenemos del mundo. Dedicar la mayor parte de nuestro tiempo a suavizar y enriquecer la vida de los demás, con nuestro trabajo, conocimiento, palabras, gestos y detalles puede ser una experiencia muy gratificante. Además, este es un trabajo que nos recompensa de antemano.

Cuida tu cuerpo. En la medida en que te sientas bien físicamente, tendrás más energía y entusiasmo para aportar a las otras áreas de tu vida. Pon manos a la obra, practica alguna actividad física con disciplina y regularidad sin exigirte demasiado. Hazlo para estimular y aumentar tu bienestar.

Mantén buenas relaciones con los demás. Piensa en tus relaciones con la familia, los amigos y los compañeros de trabajo o estudio, como en una oportunidad de crecer y enriquecerte como ser humano. Comparte con ellos lo mejor de ti y conviértete en un elemento pacificador que ilumine la vida de todos a tu alrededor con su presencia. 

Diviértete más. Un exceso de responsabilidad y compromisos, generalmente, nos impide disfrutar un poco más la vida. Recupera tu sentido del humor y siéntete dispuesto a compartir momentos de disfrute con tus seres queridos. Aparta el tiempo para practicar algún hobbie.

Aprende a pedir. Atrevernos a expresar nuestras necesidades y deseos nos da la posibilidad de sentirnos más satisfechos en la vida. Hay personas que piensan que manifestar sus necesidades es una señal de debilidad, pero, en realidad, es una muestra de fortaleza y madurez.

Cuida tus pensamientos. Cuando uno actúa o habla dejándose llevar por una mente prejuiciada, confundida o negativa, generalmente lamenta haberlo hecho, porque tiene que asumir las consecuencias de su error. Pero si uno lo hace impulsado por una mente clara, limpia y optimista, serán la felicidad y el bienestar su consecuencia.

Aprende a fluir. A pesar de que nos parece que las diferentes áreas de nuestra vida no están conectadas, en realidad, lo que hacemos en el trabajo repercute en nuestra vida personal, y esta, a su vez, en la familiar y en nuestro contacto social. Por eso es tan importante tratar de vivir basándonos en nuestros valores en todo momento y circunstancia.

Maneja tu tiempo. Eres tú quien realmente administra y decide qué hacer con su tiempo. Organízate cada noche, de manera que al día siguiente puedas cumplir con tus pendientes y puedas disponer de un tiempo para las actividades que te relajan y suavizan tu vida.

Aprende de ti mismo. Conviértete en un observador atento e imparcial de ti. Evita juzgarte o criticarte duramente, trátate con gentileza y recuerda que puedes cometer errores y puedes aprender de ellos para no tener que repetirlos más. Conocerte hará que puedas manejar tu vida con conciencia y responsabilidad.

Pon corazón en lo que haces. El trabajo de cada persona es muy importante para todos nosotros. Sin importar qué tan sencillo o humilde nos parezca, el trabajo hecho con responsabilidad, mística y entrega produce un efecto muy beneficioso para la sociedad. Dedícate a realizar el tuyo con pasión y corazón.

Juntos haremos un mundo mejor
Morella



    Namaste